jueves, 14 de febrero de 2019

Psicopatología del Pensamiento Formal 2: Delirios


PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO: DELIRIO




Definición

Clasificación de los delirios

Delirios y trastornos mentales

Explicaciones psicológicas acerca de los delirios

Los factores de germinación y los factores de mantenimiento



Autores:

  • Andrade Del Rosario María Gabriela
  • Córdova Aguilar Marcelo Andres
  • García Sancán Ginger Grace
  • Góngora Mantuano Vianka Katherine
  • Guerrero Yagual Jorge Enrique

 

RESUMEN


En el presente informe se presenta un panorama extenso sobre el delirio integrando su evolución a lo largo de la historia, las diferentes definiciones proporcionadas por distintos autores, sus respectivas clasificaciones desde la estructura formal y desde el contenido, así como las distintas características que permiten reconocer la presencia de un delirio y a su vez el delirio como parte de los trastornos mentales.

Dentro del estudio del delirio, en sus inicios se le daba lugar al concepto que habitualmente se maneja de locura, es decir aquellos que mostraban signos de delirios se los consideraba locos,  pero a medida que se fueron realizando investigaciones en el tema  se ha establecido que el delirio puede suscitarse como característica de los trastornos mentales como es el caso de la esquizofrenia, paranoia, trastornos afectivos y su gravedad dependerá del tipo de trastorno, además se puede originar por la aparición de enfermedades de origen biológico, por efectos de drogas, alcohol o como efectos de ciertos agentes farmacológicos.

Es importante señalar las diferentes teorías psicológicas que abordan el estudio de los delirios como es el enfoque psicoanalítico, cognitivo, biológico y explicaciones psicológicas.

Por su parte es esencial conocer aquellos factores que permiten la germinación del delirio como es el caso de disfunciones cerebrales, experiencias anómalas, sobrecargas cognitivas entre otras y en el mantenimiento del delirio encontramos sesgos en las atribuciones, sesgos en el razonamiento, la fijeza de creencias falsas. Al final de este informe se llevará a cabo la elaboración de un caso escrito y el análisis de una película en la que se presenciarán características particulares de los diferentes delirios que se pueden suscitar.


INTRODUCCIÓN


Durante mucho tiempo el término de delirio fue difícil de explicar debido a que sus características no podían ser definidas de manera concreta, sin embargo; actualmente la definición más conocida es la de Jaspers que los define como juicios falsos que el individuo mantiene con gran convicción y no son influenciables a pesar de tener contenido imposible. El delirio hace alusión a que ¨se sale¨ de la norma que es establecida por los grupos sociales

En el presente informe se detallan las características de los delirios, sus dimensiones y distintos enfoques que han aportado desde su perspectiva al mejor entendimiento de los delirios, tales como el enfoque psicodinámico en el cual Freud define al delirio como producto de impulsos homosexuales reprimidos, el modelo cognitivo que manifiesta que existen alteraciones en el razonamiento formal, bayesiano y procesos atributivos; encontramos también las teorías neurobiológicas que considera al delirio como resultado de acontecimientos neurológicos anormales, finalmente el enfoque psicológico desde la psicopatología psicológica.  Se realizó también la distinción entre delirios de acuerdo con la estructura formal y con su contenido y la existencia de los delirios en determinados trastornos como la esquizofrenia que es donde se lo puede evidenciar mayormente tomando en cuenta que el origen de los delirios tiene múltiples posibles orígenes y para ello se debe hacer un análisis cuidadoso del paciente y sus síntomas.

Para el mejor entendimiento de este tema se presentará y analizará el caso de un joven soltero de 25 años lo cual empieza a presentar reacciones violentas y comportamientos suicida. Así mismo se presentará otro caso de la película ¨Take Shelter¨ donde el protagonista, Curtis LaForche, comienza a tener extraños sueños de carácter apocalíptico, pero mantiene a su esposa Samantha y a su pequeña hija Hannah al margen; sin embargo, decide dedicarse a la construcción de un refugio para tormentas en el patio trasero de su hogar.

   

Definición de Pensamiento


En muchas situaciones se ha establecido que pensar es lo mismo que pensamiento. Sin embargo, estos dos términos no son semejante, pero se relacionan entre sí. Como menciona (Varo, 2008) pensar es el “proceso mental mediante el que los seres humanos, en contacto con la realidad material y social, elaboran conceptos, los relacionan entre sí y adquieren nuevos conocimientos. Y pensamiento es el contenido de ese proceso mental”, es decir que el pensamiento es el resultado de aquel proceso, lo que se denomina una construcción mental.

Para Sarrais (2016), en su libro psicopatología determina que el pensamiento “es la inteligencia en funcionamiento para pasar de unas ideas a otras y avanzar en el conocimiento de la realidad, aprender nuevas habilidades y solucionar los problemas que impiden una buena adaptación ambiental y social”, debido a la correcta funcionalidad del pensamiento esta permite que el ser humano pueda desenvolverse correctamente en el mundo. Cabe recalcar que no es una actividad totalmente pura porque en ella entran otros procesos cognitivos como es las emociones, la inteligencia, memoria, la imaginación, atención. Sin embargo, dado que el pensamiento es un proceso complejo en ella también se incluye otras funciones psíquicas esenciales que ejercen peso en la conducta del individuo como son la motivación, el interés, el deseo.

Para Uriarte (2013), el pensamiento es la actividad mental la cual produce ideas que generalmente son en forma de palabras usando capacidades como: imaginación, evaluación, planeación, creación y deseos. El pensamiento es la operación intelectual de carácter individual que se produce a partir de procesos de la razón. Son productos o construcciones que elabora la mente (ideas, conceptos) de algo o alguien.

Definición de delirio


En el siglo XVII el término delirio era igual que locura por lo tanto estar loco era igual a tener delirios (Belloch, Sandin y Ramos, 2008). Etimológicamente, la palabra delirio deriva del término latino delirare, que significa salirse del surco labrado, lo que aplicado al pensamiento humano sería algo así como «pensar saliéndose del surco normal» (Merino, Pascual y Belloch, 1991). En sentido lego, tomando la definición que nos ofrece el Diccionario de J. Casares, delirar en la lengua española significa «desvariar, tener perturbada la razón». Por lo tanto, con este significado se establece que delirios es sinónimo de sin razón, de locura.

Una definición proporcionada por el Diccionario de la Lengua Española (RAE, 1984) define al delirio como “una falsa opinión fija sobre cosas objetivas” (Vásquez, Valiente y Diez, 1999). Por otro lado, la APA (American Psychiatric Association, 1988) menciona que “es una creencia personal errónea que se basa en inferencias incorrectas a partir de la realidad externa, sostenida con firmeza a pesar de lo que los demás crean y en abierta oposición a pruebas obvias o evidencias incontrovertibles”.

Por su parte Uriarte (2013), los denomina ideas delirantes, las cuales son ideas erróneas que no se modifican por medio de la experiencia, argumentación o demostración lógica. No requiere la confirmación o la opinión de los demás, domina la vida del sujeto, no es aceptada por la comunidad y su convencimiento no se puede hacer relativo. Para este autor aquellas ideas delirantes pueden llegar a aislar a la persona del resto de la comunidad y ser denominadas como alienadas o locas, a pesar de que en su conjunto pueden tener ideas asociadas o conclusiones con buen juicio al punto de ser parcialmente convincentes.

Los delirios son creencias que se mantienen de manera firme aportando malestar e interferencia en la vida de las personas y estas ideas son aceptadas sin ponerlas en duda a pesar de ser imposibles o extravagantes. (Oltmanns, 1988).

Para Sarrais (2016), define a las ideas delirantes como juicios falsos con certeza inamovible y resistentes a cualquier argumentación lógica en contra y que surgen en una vivencia psicótica del sujeto.

Este tema ha sido muy controversial a lo largo de la historia que no se ha llegado a una definición exacta, sin embargo, la aproximación conceptual más usada es la que establece Jasper en 1975 citado en (Belloch, Sandin, & Ramos, 2008) “los delirios son juicios falsos, que se caracterizan porque el individuo los mantiene con gran convicción, que no son influenciables ni por la experiencia ni por conclusiones irrefutables, y que además su contenido es imposible”.

Sin embargo, a través de los diferentes conceptos proporcionado por autores se puede definir al delirio como una alteración en las capacidades mentales que genera pensamientos confusos y una disminución de su conciencia sobre el entorno provocando confusión y cambios en el comportamiento. las causas que origina esta alteración son muy variadas la cual podría evidenciarse en el sujeto a partir de una enfermedad grave o crónica, cambios en el equilibrio metabólico (como bajo sodio), medicamentos, infección, cirugía, o intoxicación o abstinencia por alcohol o drogas (Mayo, 2018).



Características para definir un delirio


Según (Belloch, Sandin, & Ramos, 2008) establecen en su libro las siguientes características que permiten determinar un delirio:

  1. El balance entre las evidencias a favor y en contra de la creencia es tal que otras personas la consideran completamente increíble.
  2. La creencia no es compartida por otros.
  3. La creencia se mantiene con una convicción firme. Las manifestaciones o las conductas de la persona no cambian ante la prestación de evidencias contrarias a la creencia.
  4. La persona está preocupada (emocionalmente involucrada) con la creencia y le resulta difícil evitar pensar o hablar sobre ella.
  5. La creencia tiene referencias personales, más que convicciones políticas, religiosas o científicas no convencionales.
  6. La creencia es fuente de malestar subjetivo o interfiere con el funcionamiento social de la persona y con sus ocupaciones.
  7. La persona no dice que lleva a cabo esfuerzos subjetivos para resistirse a la creencia (en comparación con los pacientes que tienen ideas obsesivas).

Cuantas más de estas características posea una creencia determinada, mayor será la probabilidad de que sea delirante. Pero hay que tener en cuenta que ninguna de ellas es condición suficiente ni necesaria para definir una creencia como delirante.

Dimensiones del delirio


El problema existente con la definición ha originado que las evaluaciones del delirio sea necesario primero entender los síntomas como variables continuas y dimensionales. A partir de los 70 empieza a efectuarse estudios con el objetivo de explorar la multidimensionalidad de este síntoma. Como menciona Belloch en su libro se han determinado 5 dimensiones del delirio las que se muestran sus características a continuación:

La inmodificabilidad, incorregibilidad o fijeza


Esta característica hace referencia al mantenimiento del delirio a lo largo del tiempo, a pesar de las evidencias en contra, y es sin duda uno de los aspectos centrales del concepto de delirio desde que Jaspers la situara en su propia definición. No obstante, algunas investigaciones mencionan que los delirios no son invariablemente fijos, que hay grados de «fijeza». Por ejemplo, Sacks, Carpenter y Strauss (1974) analizaron el curso de la recuperación de los delirios y hallaron tres fases con pacientes esquizofrénicos y observaron:

       La primera fase delirante, en la que el paciente está totalmente implicado en el delirio;

       la segunda fase de «doble conciencia», en la que la evaluación de la realidad coexistía con los delirios; y

       la última fase no delirante.

De manera que en el tránsito de un estado delirante a uno no delirante el sujeto pasa por una fase intermedia de doble conciencia, donde es capaz de cuestionar la validez de sus creencias delirantes, aun sin abandonarlas totalmente.

Años después, Udden, Gilmore y Frances (1982) también encontraron que los delirios no siempre se mantienen con tanta fijeza como se había supuesto, y que en diversas ocasiones la confrontación terapéutica con la realidad puede obtener resultados positivos. Sin embargo, otras investigaciones han demostrado que llevarle la contraria resulta inútil o incluso provocativo.

La intensidad o convicción


Esta dimensión se refiere al nivel de convicción que muestra el sujeto con respecto a qué cree que una creencia es verdadera. Es aquí donde se defiende las terminologías más aceptadas en el caso de Jaspers como menciono en su concepto la intensidad de la convicción es “extraordinaria” y en el caso de Mullen “absoluta”.

La ausencia de apoyos culturales


Esta dimensión hace énfasis de que si corresponde a un delirio las creencias de este sujeto no deben ser compartidas por otros miembros de un grupo cultural, como es el caso de las creencias religiosas o políticas. En muchas ocasiones existen irracionalidades pero que han sido establecidas por parte del consenso social de donde es el individuo y es ahí que los psicólogos, no deban entrar en polémicas sobre cuestiones de ideología al diagnosticar a un paciente. Esto es un problema a la hora de aplicar este criterio, en muchas veces es difícil estar al tanto de las creencias de otros grupos alejados de nuestro entorno.

La preocupación


Las creencias no patológicas, en la mayoría de los casos no nos preocupan. Por el contrario, cuando se habla de pacientes con delirios, ellos constantemente están rumiando sus ideas, y emplean buena parte de su tiempo en reafirmarlas y expresarlas. Esto se debe por el hecho de que las creencias delirantes suelen implicar diversas áreas de las relaciones y vida del paciente, que suelen ser cosas o personas que tienen una conexión con el delirante, por ende, los casos con delirios presentan la noción particular tiene relevancia “para mí”. No obstante, esta característica se presente en otras ideas, como las obsesivas.

La implausibilidad


Se refiere a la cualidad extravagante del delirio es decir las características de la falsedad, especialmente con el grado de credibilidad de la creencia y con el grado en que el delirio se aparta de la realidad.

Modelos psicológicos


Modelo Psicodinámico


Freud propuso como origen del delirio; los impulsos homosexuales inconscientes reprimidos, y que, para su formación, este pasaría por la negación, contradicción y proyección de dichos impulsos, siendo la proyección el mecanismo fundamental en la génesis del delirio.

Esta proyección es concebida como un mecanismo de defensa del yo contra las pulsiones del ello y no asimiladas por el yo, que va a desplazar angustia, tendencias y deseos para evitar el displacer y la angustia.

El delirio surgiría de una combinación de elementos motivacionales inconscientes (presiones pulsionares del ello intolerables al super yo) y formas de transformación de estos elementos (mecanismos de defensa) que van a atenuar la frustración generada por el conflicto entre los distintos componentes motivacionales.

Modelos Cognitivos


Alteración de los procesos de razonamiento formal: Von Domarus postuló como alteración básica la proporcionada por su principio de identidad que consiste en la asunción por parte del paciente de la identidad de dos sujetos sobre la base de idénticos predicados. Sin embargo, se ha sugerido que un defecto lógico formal presente en los delirantes y ausente en la población normal no está en la base de la formación del delirio.

Alteración en los procesos de razonamiento Bayesiano (Teorías Probabilísticas): Los procedimientos bayesianos implican la existencia de una serie de pasos cuya vía final es la formación de asignaciones de probabilidad. Hemsley y Garety sugirieron que los delirios resultaban por defectos en la habilidad de sopesar la evidencia dentro de las líneas bayesianas

Alteración en los procesos de atribución: Conjunto de hipótesis sobre cómo percibimos las causas de nuestras conductas o las del resto. El comportamiento dependerá de la situación específica en la que se produce la conducta y las características particulares de la persona. Delirios se originan a partir de la combinación de dificultades motivacionales y del razonamiento.

Bentall trata de explicar el delirio analizando el papel de los sesgos cognitivos en la etiología y mantenimiento de las creencias anormales. Este sesgo cognitivo los llevaría a sopesar la evidencia de forma diferente a los sujetos normales, explicando la poca disposición de estos sujetos para contemplar la posibilidad de estar equivocado.

Modelo Biológico


Mecanismo Psicobiológico: De Clerambault propuso que los delirios crónicos resultaban de acontecimientos neurológicos anormales (infecciones, lesiones, intoxicaciones. etc.), que producían automatismos (alucinaciones, pérdidas de memoria, sensaciones cinestésicas, etc.) los cuales confundían y molestaban al paciente inicialmente, y que eventualmente demandaban alguna clase de explicación, que tomaba forma de delirios.

Teorías Neurobiológicas: Durante los últimos años se ha intentado identificar una base neurológica para el pensamiento delirante, observando que una amplia variedad de condiciones (drogas, fármacos, tumores, epilepsia, etc.) puede inducir psicosis, pero fundamentalmente las que afectan el sistema límbico y en particular dentro del mismo, al lóbulo temporal y al núcleo caudado. Alteraciones en estas estructuras tienen mayor probabilidad de estar relacionadas con la formación de delirios.

En esta línea, Cummings elabora como hipótesis para explicar la formación de delirios que la disfunción límbica, el locus común, lleva a malas interpretaciones del ambiente, y éstas se acompañan de una percepción inapropiada de amenaza.



Explicaciones psicológicas acerca de los delirios


A continuación, vamos a resumir las principales explicaciones psicológicas sobre los delirios, nos centrarnos en las aportaciones que se están haciendo desde la psicopatología psicológica. Comenzaremos por los planteamientos más clásicos, para pasar luego a resumir las aportaciones actuales.



Los planteamientos clásicos


1. Freud y el caso Schreber


Freud fue una de las figuras pioneras más importantes en psicopatología que mantenía la importancia de los síntomas específicos como las ideas delirantes, y que además proponía que la función de estos síntomas podría entender en términos de procesos psicológicos. Los psicoanalistas han considerado los delirios como creencias con significado, y esencialmente como expresiones de las fantasías y los deseos premórbidos del individuo, a los que se daba totalmente rienda suelta una vez que se manifestaba el trastorno. Así, que el contenido de las ideas delirantes se refiere casi siempre a algunos aspectos de las preocupaciones del paciente ha llevado a los teóricos psicoanalíticos a atribuir el delirio un valor eminentemente simbólico, señalando unos mecanismos similares a los del sueño, y destacando la importancia de ciertos complejos y de otros factores afectivos.

El mecanismo fundamental es el de proyección (atribuir a otras personas sentimientos inaceptables para el propio yo). La teoría de Freud respecto a los delirios se basa en la autobiografía de Schreber en la que hacía una amplia relación de sus delirios. De entre ellos Freud consideró dos fundamentales: primero Schreber afirmaba que estaba en vías de convertirse de hombre en mujer, segundo, se quejaba de haber sufrido ataques homosexuales. Freud llegó a la conclusión de que Schreber tenía tendencias homosexuales fuertemente reprimidas. Así, planteaba que los delirios provienen de los impulsos homosexuales reprimidos que luchan por manifestarse.

Hay muchos estudios que han intentado probar la teoría freudiana de los delirios, pero los resultados son débiles y contradictorios. Garety, aunque está de acuerdo con que el contenido del delirio no sea probablemente accidental, señala que no está claro que siempre sean expresiones de deseos tempranos, ya que a menudo parecen ser descripciones de experiencias actuales.

2. La escuela de Heidelberg


Movimiento australiano fundado a finales del siglo XIX por representantes como Jaspers, Gruhle, Schneider o Mayer-Gross, entre otros. El postulado se centra en la distinción entre delirios primarios y secundarios, el trabajo de estos autores se ocupaba fundamentalmente de estudiar la comprensibilidad e incomprensibilidad de la génesis de la vivencia delirante. Si resulta incomprensible, su etiopatogenia ha de estar referida al trastorno fundamental. Por el contrario, si resulta comprensible, la etiopatogenia vendrá dada por los mecanismos anormales de personalidad y por factores ligados a la historia biografía del enfermo. En cualquier caso, y como indican Maher y Ross (1984), esta distinción, aunque de interés intrínseco, realmente no proporciona una explicación de la génesis del delirio.

3. La postura de Eugen Bleuler


Propuso que los delirios podían surgir de dos maneras distintas:

1) a través de un «debilitamiento» de la facultad de razonamiento lógico, como en el caso de la esquizofrenia, o

2) por una exageración del apego emocional a una idea, como en la paranoia.

El aporte de este autor ha sido sugerente dado que enfatiza el trastorno formal del pensamiento en la génesis de los delirios, dado que algunos pacientes psicóticos presentan trastornos del lenguaje y del pensamiento. Pero también es cierto que hay pacientes con delirios sin este tipo de alteraciones, lo que hace que este planteamiento sea limitado.

4. El principio de Von Domarus


Planteó que los delirios surgían como consecuencia de un fracaso en el razonamiento silogístico (es decir, en el razonamiento deductivo). El fracaso consistía en asumir la identidad de los sujetos sobre la base de predicados iguales, ejemplo:

La Virgen María fue virgen;

yo soy virgen,

luego soy la Virgen María.

Sin embargo, su aportación es muy débil en argumentación por ende esta consideración de los delirios ha sido desechada.



Los planteamientos actuales


1. El delirio como explicación racional


Según algunos autores, la teoría psicológica actual más importante de la formación de los delirios es la teoría perceptiva. Y el máximo exponente de esta postura es Maher, quien señala que una persona delirante presenta problemas perceptivos primarios, de naturaleza fundamentalmente biológica, que ocasionan experiencias anómalas. Mantiene que esa experiencia anómala produce un sentido de perplejidad, lo que lleva a su vez a una búsqueda de explicación, lo cual es anormal, ya que la experiencia inicial es anormal. La llegada a una explicación, aunque sea singular, se acompaña de alivio, lo cual sirve para reforzar la explicación.

La implicación de esta teoría es que los delirios y las creencias normales tienen la misma finalidad: comprender el mundo, explicarlo. Maher ofrece tres tipos de evidencias que apoyan su teoría. Primero, recuerda la gran variedad de condiciones en las que se presenta el delirio, lo cual apoyaría su planteamiento de que el delirio es siempre un síntoma o respuesta secundaria, reactiva, a otra alteración. No hay pues según él razones para defender que los delirios sean alteraciones primarias del funcionamiento cognitivo que surjan de conflictos motivacionales.

En segundo lugar, no existen evidencias de deterioro en la capacidad de razonamiento de los pacientes delirantes. En consecuencia, concluye que no hay evidencia que apoye la hipótesis de que existe un defecto básico en el razonamiento de los pacientes delirantes. Y tercero, señala que cuando se estudian las respuestas que dan personas mentalmente sanas bajo situaciones ambientales anómalas se encuentra que es bastante fácil provocar creencias irracionales muy parecidas a las delirantes. Este planteamiento sugiere que todos los delirios son secundarios.

2. Los delirios como alteraciones del pensamiento formal


Desde otros planteamientos se plantean cuestiones como ¿es la persona delirante irracional?, ¿cuál es el papel del razonamiento? Para Garety, las razones que hacen plausible este tipo de hipótesis serían las siguientes.

Primero, no todos los sujetos bajo las mismas condiciones desarrollan creencias delirantes. Los delirios no parecen surgir necesariamente de experiencias perceptivas anómalas.

Segundo, mientras que la evidencia clínica sugiere que algunos delirios son informes de experiencias anormales, como las alucinaciones, también se sugiere que las experiencias perceptivas anormales no son acontecimientos sensoriales dados, sino que ellos mismos implican razonamiento.

Y tercero, existiría evidencia a favor de anormalidades o sesgos de razonamiento en los delirantes.

Más tarde Garety y Freeman propusieron un modelo explicativo para los delirios de persecución. Este modelo reconoce la variedad de factores implicados tanto en el desarrollo como en el mantenimiento de estas creencias. Según estos autores los delirios persecutorios pueden surgir a partir de diferentes tipos de experiencias, tanto originadas por sensaciones internas como por acontecimientos externos. Las personas con delirios persecutorios al intentar dar sentido a estas experiencias inusuales las interpretan de acuerdo con sus experiencias y conocimientos previos, su estado emocional, sus recuerdos, su personalidad y su estilo de toma de decisiones.

Estas ideas persecutorias, que generalmente están asociadas a procesos de ansiedad, pueden llegar a intensidades delirantes cuando se acompañan de sesgos en el razonamiento, como llegar rápidamente a conclusiones teniendo en cuenta poca información, o fracasos en generar explicaciones alternativas. En resumen, los delirios persecutorios surgen por la interacción entre experiencias anómalas, procesos emocionales y sesgos de razonamiento.

3. El delirio desde las teorías atribucionales


La teoría de la atribución en primer lugar afirma que existe una tendencia general en todas las personas a realizar explicaciones causales, y que esta tendencia es todavía mayor cuando los acontecimientos son anómalos, inesperados o incongruentes con nuestros esquemas. En segundo lugar, nos encontramos con la hipótesis de Jones y Nisbett (1972) sobre las diferencias entre las atribuciones que hacemos para explicar nuestras propias acciones (atribuciones situacionales) y las que hacemos para explicar las de los demás (atribuciones disposicionales). Normalmente atribuimos las experiencias desagradables a factores del entorno, o centramos nuestra atribución en la presencia de ciertas disposiciones internas estables (por ejemplo, rasgos de personalidad) que suponemos tienen esos «otros». A esto se añade el proceso de inferencia correspondiente (la gente asume que las acciones corresponden a intenciones y que las intenciones corresponden a disposiciones) y la relevancia hedónica (la inferencia correspondiente es mayor cuando la conducta del actor afecta al bienestar de quien la percibe). quiere decir que, dada una experiencia anómala o desagradable, el individuo buscará explicaciones a esa experiencia y tenderá a atribuirla a factores externos al propio sujeto, especialmente a la conducta de los otros, y esa conducta de los otros tenderá a ser atribuida a disposiciones internas en los demás, generalmente hostiles hacia el sujeto. Tiempo después gracias a los trabajos de Kahneman y Tversky, se comenzó a considerar que los juicios de los seres humanos se rigen por los heurísticos, enfoques por medio de atajos o caminos fáciles que infringen una o más de las reglas de la inferencia normativa. Los cuatro heurísticos identificados por Kahneman, Tversky y cols. Son los siguientes:

1. Representatividad: Las personas tendemos a asumir que las características de un agente causal deben parecerse a las características de su resultado; por tanto, si los efectos son extraños o desagradables, las causas serán extrañas o desagradables.

2. Disponibilidad o accesibilidad: Los juicios se ven afectados por la facilidad con que pueden traer ejemplos a la mente; así, los sucesos sobresalientes a los que se les ha prestado más atención son tomados como causas de los sucesos internos problemáticos, y si no hay nada sobresaliente en el campo perceptivo, se evocan desde la memoria sucesos sobresalientes que puedan estar implicados.

3. Simulación: El juicio se ve afectado por la facilidad con que se puede construir un escenario mental plausible: el sujeto imagina causas posibles y toma la que primero se le ocurre como explicación.

4. Anclaje y ajuste: Los juicios iniciales sirven como anclas para los juicios finales, y se da poco ajuste subsiguiente, es decir, se da poco peso a la información novedosa.

Por ejemplo, una persona cree que los terroristas son los responsables de los acontecimientos desagradables del mundo, también pueden serlo de sus acontecimientos personales desagradables (representatividad), prestará atención a la información sobresaliente congruente con esta explicación (disponibilidad), imaginará posibles causas para ello (simulación), y tenderá a aceptarla como válida a pesar de las evidencias en contra (anclaje). Como se puede ver, el análisis atribucional se puede trasplantar al análisis de los delirios, como explicaciones causales del mundo y del sí mismo. Más recientemente, Kaney y Bentall estudiaron el estilo atribucional de sujetos que presentaban delirios de persecución, en comparación con pacientes deprimidos. Estos autores encontraron que los paranoides hacían atribuciones externas, globales y estables para el fracaso o los eventos negativos. Es decir, que tanto deprimidos como paranoides atribuyen los sucesos negativos a causas que afectan a muchos aspectos diferentes de su vida y que difícilmente cambiarán (globalidad y estabilidad), pero a diferencia de los deprimidos, los paranoides creen que todas esas causas son externas a ellos mismos. Por lo que se refiere a las atribuciones para eventos positivos, los paranoides tienden a la internalidad, o sea, a buscar en ellos mismos el origen o causa del éxito, cosa que desde luego no hacen los deprimidos, ya que este grupo de pacientes, como se sabe, atribuye los éxitos a causas externas a ellos mismos. Según Bentall (1990), este tipo de sesgo atribucional podría explicar en parte la aparición tanto de los delirios de grandeza como de los de persecución. Según este modelo, la aparición de una idea delirante puede ser el resultado de anomalías en uno o más de alguno de los procesos involucrados en la adquisición de conocimiento, tomando como punto de partida la información ambiental.



4. Teorías sobre el contenido de los delirios


Finalmente, como ya hemos visto, desde las teorías psicoanalíticas se ha enfatizado la importancia simbólica del contenido de los delirios. Desde otros planteamientos, también hay autores que plantean que el contenido de los delirios se relaciona especialmente con miedos personales, con aspectos de experiencias anteriores, actuales y también con factores culturales. Sin embargo, también hay quien afirma que los delirios son probablemente actos de habla vacíos, cuyo contenido informacional no se refiere ni al mundo ni a uno mismo, y no son expresión simbólica de nada. Berrios (1991) afirma que, si se describieran apropiadamente, los delirios se definirían como actos de habla vacíos que se disfrazan de creencias. A pesar de esta prestigiosa opinión, lo cierto es que los delirios se han estudiado la mayoría de las veces desde la óptica del juicio y las creencias. Y desde este prisma, el contenido, aunque no válido como único criterio para definirlo, tiene una clara importancia como portador de influencias personales y culturales. En una importante revisión que ha realizado Westermeyer sobre las relaciones entre el contenido de los delirios y las influencias culturales, se concluye entre otras cosas que mientras que la estructura de los delirios varía muy poco en las diferentes culturas, sin embargo, su contenido parece estar mucho más influido por el marco cultural en el que vive el sujeto delirante. Por ejemplo, Westermeyer señala que los cambios culturales drásticos (emigración, inmigración, invasiones, etc.), incrementan la probabilidad de que aparezcan delirios; e incluso Newhill (1990) señala la denominación «paranoia cultural sana», como un mecanismo adaptativo para enfrentarse con una vida plagada de prejuicios y discriminaciones, y que suele estar presente en los procesos de socialización de grupos étnicos minoritarios.



Clasificación de los delirios 


Los delirios se han clasificado de dos formas: primero de acuerdo con su estructura formal y segundo de acuerdo con su contenido

Clasificación de los delirios de acuerdo con su estructura formal


Desde esta visión se clasifican los delirios de la siguiente manera: Delirios primarios o verdaderos y delirios secundarios.

Delirios primarios


Son ideas delirantes que se caracterizan por ser autónomas, originales, inderivables e incomprensibles desde el punto de vista psicológico. No tienen origen en una experiencia anómala previa. Dentro de los delirios primarios se han postulados cuatro tipos de delirios.

     Intuición delirante: Es indistinguible de cualquier idea que nos asalte repentinamente, que nos «venga a la cabeza». El contenido de estas ideas delirantes suele ser autorreferencial y, por lo general, de gran importancia para el paciente (por ejemplo, un paciente cae en la cuenta de que las siglas de su nombre, Emilio Elosúa Albéniz de Darco, significan «Eres El Asesino de Dios»).

     Percepción delirante: La percepción delirante consiste en la interpretación delirante de un percepto o una percepción normal (por ejemplo, un paciente al mirar su nombre escrito en el buzón de su casa se «da cuenta» de que la policía secreta lo ha identificado como el enemigo público número uno).

     Atmósfera delirante: Consiste en la experiencia subjetiva de que el mundo ha cambiado de un modo sutil pero siniestro, inquietante y difícil o imposible de definir. Se suele acompañar de un estado de humor delirante, ya que el paciente se siente incómodo, desasosegado e incluso perplejo.

     Recuerdo delirante: Consisten en la reconstrucción delirante de un recuerdo real, o bien en que, de pronto, el paciente «recuerda» algo que es claramente delirante (por ejemplo, de pronto «recuerda» que es el hijo de Dios).

Delirios secundarios


Conocido también como ideas deliroides, estás surgen a partir de otros procesos psíquicos, como la personalidad o los conflictos subyacentes del paciente (Eguiluz & Segarra, 2004), los delirios secundarios son los siguientes:



·         Delirio esquizofrénico
Es exclusivo de la esquizofrenia, el sujeto vive la realidad como si todo le viniera de fuera y todo se dirige y tiene relación con él, es decir todo lo que sucede, lo que vive es la realidad plenamente hacia él, a su vez sus pensamientos, sus emociones, sus deseos no son vividos como productos de su interior, sino impuesto, hechos que le viene de fuera. Por otro lado, se mezclan contenidos reales e irreales, ideas contradictorias que en muchos casos se hace dificultoso la comprensión del contenido del delirio.

·         Delirio exógeno
Aparece en profundas desestructuraciones del nivel de conciencia debido a perturbaciones orgánicas cerebrales o a otras patologías médicas.



·         Delirio parafrénico
Es aquel delirio en donde el sujeto mezcla contenido fantástico como el renacimiento de los seres, los mitos de la creación, metamorfosis corporales, también se caracteriza por su riqueza imaginativa en donde los sujetos con este delirio se presentaron como protagonistas o instrumentos de muchos acontecimientos históricos como el de poder, relevancia como la identificación con los profetas o inclusive con el propio Dios. A su vez es de carácter sensoperceptivo porque a partir de voces, revelaciones, visiones el parafrénico elabora su mundo fantástico. Lo particular de este delirio es que estas personas no pierden contacto con su realidad objetiva.



·         Reacciones Deliroides
Cuadros fácilmente influenciables, peculiar estado de ánimo, a partir del cual resultan comprensibles la significación y la referencia anormales. 
Aparece en personalidades normales sujetas a una especial situación vital, en las que el sujeto reacciona de un modo deliroide.




·         Delirio de los desarrollos paranoides
No surge como algo nuevo sino a partir de fenómenos patológicos presentados anteriormente en el pasado en sujetos con rasgos de personalidad como la desconfianza, rigidez, egocentrismo, tendente a realizar juicios erróneos, uso de mecanismo de defensa como la negación, proyección, timidez, sensibilidad, ansiosas e indecisa (aquel terreno surge pensamientos obsesivos). Estas personas a diferencia de los esquizofrénicos viven el delirio con una carga afectiva muy fuerte es decir que el paranoico se ve motivado a la acción según del contenido de su delirio. como el caso de un delirante que insiste que su cónyuge que le es infiel, la seguiría a escondida, revisaría sus cosas, o cualquier situación sería un punto a su favor para confirmar sus continuas dudas. Las personas se ven como el ombligo del mundo y que todo pasa en relación a su realidad.



·         Delirio de los trastornos orgánicos
Es originario del delirium que se refiere a un trastorno psiquiátrico caracterizado por una alteración global de la fisiología cerebral y que desencadena una variada muestra de síntomas psicopatológicos. Se caracteriza por una desorganización y deterioro de los procesos cognitivos, su memoria se ve afectada. Algunas ideas delirantes son pobres que impide la comprensión del delirio y otras por su lado poseen imaginación, recuerdos y fantasías que inclusive se deduce que el paciente está soñando despierto y no puede separar aquellas fantasías del mundo real. Los sujetos a su vez identifican todo aquel que está a su alrededor como personas que le van a hacer daño.



·         Delirio de los trastornos afectivos
Aparece en la manía y depresión, en el caso de la manía el paciente narrará sus convicciones delirantes que dependiendo de la gravedad de su estado aumentará la velocidad del discurso hasta llegar al punto de fuga de ideas, en cambio en la depresión el discurso se enlentecerá, los pensamientos se volverán una y otra vez a la conciencia de forma rumiadora. Además, la magnitud o intensidad del estado afectivo (manía, depresión) determinarán la intensidad y complejidad del delirio. En acotación, dentro de la depresión melancólica, el paciente vive con la mirada continuamente puesta en el pasado que se enfoca en la culpabilidad de hechos cometidos o que ni siquiera cometió, pero se apropia de aquello, esto también hace que considere la presencia de una enfermedad y seguido de los temores de ruina en la que el paciente cree que todo lo económico lo ha perdido, este no se centra ni el presente ni el futuro. Esto explica aquellos pensamientos negativos por solo vivir en el pasado, por el contrario, el maniaco desecha el presente y el pasado y su horizonte siempre está en el futuro. Por la euforia y la irritabilidad que lo caracteriza se considera una persona con grandes facultades, emprendedor de grandes empresas, dotado de grandes bienes, en definitiva, omnipotente, su mirada centrada en el futuro no le permite mirar el pasado.



Distinciones del punto de vista en función del contenido


El contenido de los delirios puede ser bastante variado, y existe una amplia variedad de este tipo de clasificaciones (Tejedor, 2015), en ellos están:

  1. Delirio de ser controlado: Idea delirante en la que los sentimientos, los impulsos, los pensamientos o los actos son vividos como si no fuesen propios y estuviesen impuestos por alguna fuerza externa. Delirios típicos de esta categoría son la alienación del pensamiento (es el proceso la cual el individuo siente que sus pensamientos son ajenos o extraños a sí mismo y no tiene control sobre ellos), el robo del pensamiento ( el individuo considera que sus pensamientos le son robados por una fuerza extraña y al momento de pensar algo, siente como le es arrebatado ese pensamiento) y la transmisión del pensamiento ( los pensamientos propios tienen la capacidad de salir de la mente de la persona para llegar a otros).
  2. Delirios hipocondriacos: Se caracteriza porque la persona cree ser un recipiente pasivo de sensaciones corporales que le son impuestas por un agente externo, llega a interpretar que sufre de males mortales e incurables, evita ir al médico por temor a que este lo desahucié, y cuando asiste a algún hospital piensa que lo engañan y le ocultan información sobre su critico estado de salud.
  3. Delirio dismorfóbico: La persona está convencida de que alguna parte de su físico es feo o desproporcionada. Suelen pasar horas cavilando acerca del defecto al punto que estos pensamientos dominan sus vidas casi por completo.
  4. Delirio corporal: Se refiere al funcionamiento del propio cuerpo, que ciertas partes han dejado de funcionar o están sufriendo malformaciones.
  5. Delirio de referencia: De repente la persona está convencida de que algunos acontecimientos o personas de su entorno tienen un sentido especial negativo referido al él mismo, se basa de los gestos, miradas o las acciones de la gente en la calle y a su alrededor tiene un significado concreto hacia él y que siempre será negativo
  6. Delirio de celos: La persona cree que el cónyuge o el amante es infiel. Todo ello basándose en evidencias y explicaciones delirantes, menciona que la persona con que le está siendo infiel es más joven y apuesto o que esta un escalón por encima de esta persona.
  7. Delirio extravagante: Falsa creencia cuyo contenido es claramente absurdo y sin base real posible. Ejemplo: un hombre cree que cuando le extirparon los adenoides en la infancia le colocaron un dispositivo en la cabeza con cables a través de los cuales puede oír la voz del gobernador.
  8. Delirio de persecutoria: Idea delirante cuyo tema central es la convicción de que una persona o grupo lo persiguen y tiene la intención de perjudicar de algún modo. La complejidad dependerá del paciente y de la enfermedad de la que nace la idea. puede variar desde un simple temor o presentimiento de que algo malo va a suceder, hasta una idea muy elaborada y sofisticada.
  9. Delirio de erotomanía: El sujeto piensa que una persona, normalmente de mayor fama o status está enamorada de él, en este caso es conocido para el sujeto, pero no necesariamente por un contacto personal y todo lo que hace considera que va dirigido hacia este sujeto como muestra del amor.
  10. Delirio de grandeza: Se caracteriza por creer que se tiene algún extraordinario talento no reconocido, haber hecho un gran descubrimiento o ser una persona muy importante. Suele ser común que esté relacionado con aspectos religiosos en la que el paciente cree tener una vinculación con especial con la divinidad.
  11. Delirio de culpa: Está convencido de que tiene la culpa de algún acontecimiento ajeno a él y todo lo que sucede o vive es parte de aquella culpa es decir un castigo.
  12. Delirio de pobreza: Comprende que el sujeto ha perdido o perderá todas o casi todas sus posesiones materiales.
  13. Delirio nihilista: Idea delirante en la que el paciente cree que partes de su organismo o algunas funciones fisiológicas de este han desaparecido a medida que avanza pierde la familiaridad y por ende todo desaparece, es decir niega la existencia de todo el mundo. Ejemplo: el mundo se ha terminado, nunca más tendré cerebro, no necesito comer porque estoy hueco.
  14. Delirio de Sosías: presenta la creencia delirante de que alguno o algunos sujetos cercanos, normalmente de su entorno familiar, han sido sustituidos por impostores. Los pacientes no son capaces de descubrir alguna diferencia física entre el impostor y la persona a la que sustituyen.
  15. Delirio de infestación: Asume la idea de que tiene parásitos en la piel durante mucho tiempo y a pesar de las evidencias en contra que se obtengan a través de exámenes médicos o de otras maneras.

Delirios y trastornos mentales


La presencia de delirios es característica de las esquizofrenias, de los trastornos paranoides y de los trastornos afectivos mayores (depresión y manía). Pueden aparecer además ideas delirantes en ciertos trastornos de personalidad (como el paranoide, el esquizotípico y el esquizoide). Pero además pueden aparecer delirios en una amplia gama de enfermedades de origen biológico, por efecto del abuso de alcohol y drogas, y como efectos secundarios de ciertos agentes farmacológicos. Aunque los temas delirantes pueden ser variados en los diversos trastornos, también nos encontramos con que ciertos temas son de aparición más frecuente en algunos trastornos que en otros. (Amparo Belloch, 2008)





Trastornos mentales en los que aparece el delirio como criterio diagnóstico, según el DSM- IV



     Delirium, demencia, trastorno amnésico

     Trastornos relacionados con el uso de sustancias

      Trastornos psicóticos debidos a condiciones médicas generales

      Esquizofrenia

      Trastorno esquizoafectivo

     Trastorno delirante

      Trastorno psicótico breve

     Trastorno psicótico compartido

      Trastornos del estado de ánimo

     Trastorno esquizofreniforme





Condiciones y enfermedades en las que aparecen delirios:

1. Enfermedades de origen neurológico
  • Epilepsia del lóbulo temporal
  • Esclerosis múltiple
  • Corea de Huntington
  • Demencias preseniles y seniles (Alzheimer y Pick)
  • Psicosis arterioescleróticas
  • Encefalopatía hipertensiva
  • Tumores cerebrales
  • Embolia grasa
  • Parkinson postencefalítico
  • Hematoma subdural
  • Hemorragia subaracnoidea
  • Ataxia tipo Menzel
  • Síndrome de Rousse-Levy
  • Distrofi a muscular
  • Narcolepsia
  • Delirium
2. Trastornos metabólicos y endocrinológicos
  • Uremia
  • Pelagra
  • Enfermedad de Wilson
  • Lupus eritematoso sistematizado
  • Porfiria aguda intermitente
  • Anemia perniciosa
  • Hipopituitarismo
  • Síndrome de Cushing
  • Trastornos tiroideos
  • Hemodiálisis
  • Envenenamiento por monóxido de carbono
  • Hipoglucemia
  • Deficiencia de vitamina B12
  • Enfermedad de Addison
3. Cromosomopatías
  • Síndrome de Klinefelter
  • Síndrome de Turner
  • Trisomía 47 (XXY)
4. Enfermedades infecciosas
  • Sífilis
  • Malaria
  • Encefalitis letárgica
  • Tifus
  • Tripanosomiasis
5. Abuso de alcohol y drogas 

6. Agentes farmacológicos
  • Anfetaminas
  • Fenilpropanolamina
  • Propilhexedrina
  • Metildopa e Imipramina (combinadas)
  • Pentazocina
  • ACTH
  • Cortisona
  • L-Dopa
  • Imipramina
  • Metiltestosterona
  • Difenilhidantoína
  • 7. Trastornos psicopatológicos y psiquiátricos
  • Esquizofrenia
  • Trastornos delirantes (paranoides)
  • Trastornos afectivos mayores
  • Trastornos de personalidad

Factores de Germinación y Factores de Mantenimiento


Es muy probable que los delirios, al igual que en muchas de las psicopatologías, no tengan un único origen; más bien, pueden ser ocasionados por un cúmulo de factores co-ocurrentes que van a variar de acuerdo con intensidad e importancia relativa en los niveles internos del sujeto

Entre los factores de Germinación tenemos:

     Disfunciones cerebrales: Lesiones en el lóbulo frontal y hemisferio derecho producen deterioro en cuanto al control de uno mismo, falta de conciencia de los errores y la identificación incorrecta de lo que es verdadero y de lo que es falso, los cuales se relacionan a los delirios.



     Personalidad: Existen tipos de personalidades con predisposición a una formación delirante, Kretschmer definió 3: Agresiva (delirio paranoide), Sensitiva (delirio de referencia) e Ilusionada (erotomanía).

     Mantenimiento de la Autoestima: Posible motivo de la elevada frecuencia con la que se presentan delirios con contenidos autorreferenciales. Importante principalmente en ideas expansivas y erotomaniacas.

     Afecto: La influencia de las emociones parece evidente en el papel del enfado, la envidia o la vergüenza como iniciadores de los delirios de referencia y persecución.

     Experiencias Inusuales: Podrían ir desde déficit sensoriales, engaños perceptivos, despersonalización, o cualquier alteración corporal no diagnosticada.

     Sobrecarga Cognitiva: Se relaciona con un avasallamiento de la capacidad de control, crucial para que la persona pueda jerarquizar sus metas en un orden que le permita sostenerse. La hipervigilancia, activación excesiva, concentración prolongada, etc, producen cambios en el funcionamiento cerebral que podrían estar implicados en la formación de delirios. Por otro lado, hay autores, como Maher (1988), que hipotetizan que los delirantes son hipervigilantes y están continuamente escudriñando el ambiente.

     Variables Interpersonales: Factores predisponentes a padecer delirios, incompetencia personal, con el consiguiente aislamiento social que produce, favorecerá la información de estas ideas extravagantes, debido a la carencia de validación social en estos individuos.

  Variables Situacionales: Relacionadas principalmente con aislamiento sensorial. Destacan aquí variables relacionadas con cambios culturales drásticos, los cuales incrementarán la probabilidad de que aparezcan delirios.

Es un punto importante de cualquier teoría explicar por qué a pesar de las evidencias en contra, las creencias delirantes no se modifican, sino se mantienen. Entre los factores de Mantenimiento tenemos:

     Inercia para mantener creencias: Parecería que una vez inscritas en la mente, las creencias no fueran fáciles de borrar (Brockington, 1991). Un individuo puede sentir la necesidad de mantener sus ideas previas con el fin de mantener consistencia e integridad, e igualmente sus ideas pueden persistir para justificar acciones que de otro modo serían inexcusables. Los delirantes no abandonarían sus delirios por otras explicaciones más naturales, ya que según sus experiencias se explican mejor para ellos según la teoría delirante que la natural.

     La influencia en la conducta y la profecía autocumplida: En el mantenimiento de los delirios se presentan dos círculos viciosos. El primero, delirios influyen en la conducta y Segundo, delirios deterioran el respeto que los demás otorgan al paciente y la competencia del individuo. Ambos factores reforzarían la necesidad de compensar la autoestima mediante la interpretación delirante.

     Sesgos en las atribuciones: Humanos adoptan estrategias poco óptimas (verificacionistas) que se acompañan de sesgos confirmatorios a la hora de probar nuestra hipótesis, razones que harían que los delirios y otras explicaciones irracionales no se corrijan.

     Sesgos en el razonamiento: Pacientes delirantes parecen ignorar, o proporcionar un peso inadecuado, a los datos procedentes de otras experiencias que contradicen la idea delirante.



Caso película: Take Shelter
Curtis LaForche vive en un pequeño pueblo de Ohio con su mujer, Samantha, y su hija Ana, una pequeña sueca de 6 años. Curtis comienza a padecer fuertes alucinaciones apocalípticas. Unas alucinaciones que no sabe si son consecuencia de una enfermedad mental o bien se trata de profecías reales.
Link de  película: Opción 6   http://peliculasyestrenosonline.com/ver/take-shelter 


CONCLUSIONES

  • Esta investigación ha permitido ir desarrollando diferentes abordajes acerca de los delirios, con resultados interesantes.
  • Podemos destacar que somos herederos de más de dos siglos de trabajo psicopatológico respecto al tema de los delirios, que, sin embargo, siguen siendo temas bastante enigmáticos de tratar.
  • Por otro lado, por medio del presente trabajo se ha podido destacar, el hecho de poder reconocer la presencia de un delirio, teniendo en cuenta que este se puede clasificar basándonos en diferentes procesos psicológicos, sabiendo que este es parte de un trastorno mental.
  • Aclarar las causas propias del sujeto, es decir, saber cuáles son las inclinaciones o las características que posee el delirio en relación al sujeto.

RECOMENDACIONES


     Es importante reconocer la sintomatología de los delirios y su clasificación porque le va a permitir al profesional saber diferenciar el delirio de otras patologías y poder hacer un buen diagnóstico y tratamiento.

     Se debe tener en cuenta que muchos de los agentes farmacológicos que se les proporciona a los pacientes para tratar alguna enfermedad puede provocar delirios por lo que es necesario que se suspenda dicho medicamento y se realice una revaloración del fármaco, también informar e indicar al paciente que su enfermedad puede ocasionar delirios para mantener una mejor comunicación durante el tratamiento.

REFERENCIAS




Belloch, A., Sandin, B., & Ramos, F. (2008). Manual de Psicopatologia (Vol. I). McGraw-Hill España. Obtenido de https://ebookcentral.proquest.com/lib/uguayaquilsp/reader.action?docID=3194776&query=manual+de+psicopatologia

Eguiluz, I., & Segarra, R. (2004). Introducción a la psicopatología. Madrid: ARS MEDICA.

Mayo, C. (Noviembre de 2018). Obtenido de https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/delirium/symptoms-causes/syc-20371386


Tejedor, D. (2015). Conocimiento, comprensión y explicación humana. Obtenido de

https://psicowisdom.wordpress.com/2015/01/15/gran-listado-de-trastornos-del-pensamiento-cuantos-conoces/

Varo, Á. (2008). Pensamiento, Lenguaje y Realidad. Obtenido de https://www.nodo50.org/filosofem/IMG/pdf/3pensamentc.pdf

Vásquez, C., Valiente, C., & Diez, C. (1999). La evaluación del delirio: Desde los sistemas categoriales a la evaluación multidimensional. Valencia: Promolibro. Obtenido de https://webs.ucm.es/info/psisalud/carmelo/PUBLICACIONES_pdf/1999-Evaluacion%20del%20delirio.pdf

Devinsky, O. (2009). Asociación entre los delirios y las lesiones cerebrales. Obtenido de

https://www.neurologia.com/noticia/1332/noticia

Huang, J. (1999). Introducción a la disfunción cerebral. Universidad de Mississippi Medical Center.        


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